Thursday, October 23, 2008

¿Hasta dónde los límites de la intolerancia?

SOCIEDAD. Sudáfrica es un país de abundantes recursos naturales y excepcionales riquezas, está ubicado en el extremo meridional de África. Fue colonizado por holandeses e ingleses a mediados del siglo XVII, de estos últimos se independizó a principios del siglo XX. A partir de entonces, pese a las constantes divergencias entre los grupos políticos dominantes, el poder estuvo compartido durante tres décadas. En 1940 el Partido Nacionalista Afrikaner obtuvo mayoría absoluta. El apartheid, fenómeno crucial en la historia de Sudáfrica (1944), se implantó para asegurar el control sobre el sistema político, social, económico y racial de la nación. El objetivo fundamental fue segregar las razas en el terreno jurídico (Blancos, Asiáticos, Mestizos o Coloured, Bantúes o Negros), estableciendo una jerarquía en la que la raza blanca dominaba al resto (Population Registration Act).

En 1959, con el Self Government Act el apartheid alcanzó su plenitud cuando la población negra quedó limitada a pequeños territorios autónomos y privada de la ciudadanía sudafricana. La población negra sufrió un “status” de marginalidad. Las leyes raciales abarcaron todos los aspectos de la vida social, incluyendo la prohibición del matrimonio y las relaciones sexuales entre blancos y no-blancos, la clasificación de algunos trabajos como “exclusivos para blancos”, prohibiendo cualquier tipo de implicación política, una libre salida y entrada del territorio nacional, posesión de cualquier medio de comunicación y sin ir más lejos, segregando transportes públicos, hospitales...

A raíz de ello, Sudáfrica fue expulsada de la Commonwealth, excluida de los Juegos Olímpicos de Munich ante el peligro de boicot general por parte de los países africanos, y consecuentemente estuvo en el punto de mira de las comunidades occidentales y de la ONU. Años más tarde, surgieron movimientos reivindicativos como los de Nelson Mandela, líder pacifista que estableciéndose como presidente de la República Sudafricana, consiguió terminar con el apartheid, anteponiéndose a la obligatoriedad y a las restricciones de una vida, que pertenece a todos por igual.

Aquello que creemos descubrir entre nuestros pensamientos se ha bastado de reflexiones en otros tiempos, aquello que ignoramos también existe. Al leer y escuchar relatos históricos, no solamente abrimos una puerta al conocimiento pasado, sino que aprendemos a entender el presente. Cualquier hecho trascendental puede aplicarse en menor o mayor medida con la actualidad.


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