Friday, November 28, 2008

A través de la mirada

OPINIÓN. Cuando la supervivencia de miles de personas pende de un solo factor, la actividad de muchas otras resulta imprescindible.

En Angourdour, un pequeño pueblo del Chad, el 80% de la población subsiste únicamente de agricultura. Les rodea un oasis de arbustos y rocas donde cada diminuta parte de tierra árida es cultivada. Allí, su tabla de salvación es la labranza y su mala repartición imposibilita el acceso de la mayoría a estos campos. De ello subyacen enormes conflictos étnicos entre sudaneses y chadianos.

Desde la independencia de la República del Chad en 1960, han sido pocos los momentos de paz y estabilidad. Hablamos de un país dominado por un autoritarismo propio de la inestabilidad políticad creciente donde a fin de cuentas, el perjudicado es el más débil.

Gracias al trabajo crucial de miles de voluntarios que participan de forma activa y pasiva en las ONG, cada vez más hombres y mujeres tienen la posibilidad de cultivar y de formar parte de un proyecto de seguridad alimenticia en el Chad.

Quizá muchos piensen que de nada sirven sus actividades, que en vano quedan sus esfuerzos, o que son en su mayoría insignificantes, pero son precisamente estas organizaciones las que fomentan la lucha por un desarrollo sostenible, la promoción y la defensa de los derechos humanos. Asisten a quienes más lo necesitan.

Es por su ayuda que la población recupera la seguridad de cara al futuro y paulatinamente alcanza un mayor índice de cooperación.

Sabemos que hay mucho trabajo por hacer, muchos países que ayudar. Este es solo un ejemplo del esfuerzo de millones de voluntarios que luchan por una igualdad, pero el primer paso se encuentra en aquellos que denuncian y se movilizan por una causa.

Fotografías de: http://www.flickr.com/people/ifrc/

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